El Greco, llamado así ya que su auténtico nombre era difícil de pronunciar (Doménikos Theotokópoulos) y que era originario de la isla de Creta, era un pintor atrevido para su época, con obras que jugaban con las perspectivas y las sombras. Recorrió Roma y Venecia para aprender de los grandes maestros y terminar trabajando en la corte de Felipe II.
El Greco recorrió media Europa desde Creta para aprender de los grandes maestros, ya que quería trabajar para el rey.