La sequía de los primeros meses del año, que ha afectado a las floraciones de romero y tomillo, augura una mala campaña de cosecha de miel para la apicultura, una actividad que aglutina a 1.200 explotaciones en Aragón. Esta situación se ha visto agravada por la competencia desleal, que sufren los productores locales, con las importaciones fraudulentas que llegan a Europa