En los 80, apenas un par de familias seguían cultivando ya el Aragón 03. Lejos de aquellos años en los que en gran parte de las casas del medio rural lo trabajaban para elaborar pan y harina, ete trigo blando había caído casi en el olvido. Hasta que un grupo de investigadores y productores se propusieron recuperarlo. Gracias a ello, hoy, esta variedad autóctona ha vuelto a estar presente en los hogares aragoneses.