Al comienzo del siglo XIX, la ciudad de Zaragoza vivió la peor de las guerras que recuerdan sus ciudadanos. Los zaragozanos tuvieron que defenderse de las tropas de Napoleón Bonaparte, el ejército más poderoso del momento. La resistencia de la ciudad, junto con la del resto del pueblo español, marcó el inicio del fin de la carrera del emperador francés, que demostró no ser invencible. En el Primer Sitio (junio a agosto de 1808) los zaragozanos plantaron cara al todopoderoso ejército imperial de Napoleón. El número insuficiente de soldados franceses y la caída de moral de estos frente al heroísmo de la población, fueron causas determinantes en la retirada del invasor. Aún así, los zaragozanos sabían que habían ganado una batalla, pero no la guerra.   ‘Reino y corona’ recorre los escenarios de la Guerra de la Independencia en Zaragoza en busca de las huellas que aún recuerdan la contienda. En su camino se encontrará con algunos de los defensores como Antonio Sangenis, ingeniero milita