A la orilla del embalse de Baserca, frontera natural entre Aragón y Cataluña, nace un barranco que remonta altura y se marcha hacia los ibones de Angliós y el valle de Llauset, formando un valle con nombre propio, el de Salenques, que encierra todos esos atributos que definen a un bosque de montaña. A lo largo y ancho de su frondosa superficie se dibujan paisajes que están vestidos, sobre todo, por viejas hayas y por el cauce de un río que crea saltos tan espectaculares como las Cascadas del Pi.