Diego Lainez, el padre de Ruy, regresa por fin a Vivar. Hace años que no ve a su hijo. Es la ocasión para que el niño aprenda todo lo que debe saber un buen guerrero. Don Diego le enseña a pelear, a desenvolverse en la naturaleza... A Don Diego le dicen que el rey de Castillo lo necesita. Así  que Don Diego deja a su hijo al cuidado de unos frailes.