Grandiosa
PARA TODOS LOS PÚBLICOS. A los 18 años, el cuerpo de Whitney Thore comenzó a ganar peso rápida y descontroladamente. Dos años después, y ya por encima de los 170 kilos, los médicos concluyeron que la causa era un síndrome de ovario poliquístico, uno de los desequilibrios hormonales más frecuentes entre las mujeres fértiles. Y a pesar de que esta joven estadounidense no dejó que su obesidad le apartara del baile, su gran pasión, sí que comenzó a sentir la amargura de sentirse una chica delgada atrapada en el cuerpo de una mujer gorda. A partir de ese momento, Whitney comenzó enfocar su vida de otra manera, emprendiendo un sanador camino de autoaceptación, al margen de la gente que sólo juzga a los demás por su aspecto físico.