El valle del Luangwa, en Zambia, es un paraje natural extraordinario, repleto de animales salvajes, desde pequeños insectos hasta jirafas gigantes. Pero detrás de esta increíble diversidad están los héroes anónimos: los árboles. Son los habitantes más antiguos de África, y cada uno tiene su propia estrategia para sobrevivir a la estación seca. La kigelia y la higuera superan los extremos estacionales para proporcionar alimento y refugio a los animales que luchan en las épocas de escasez. A cambio, los animales ayudan a estos árboles a reproducirse polinizando sus flores y dispersando sus semillas. Los árboles africanos promueven la vida y forman la columna vertebral de uno de los ecosistemas más preciosos de la Tierra.