Frida y Diego viajan a San Francisco, donde él tiene un importante encargo mural. El estilo de Frida despierta mucha expectación, y ella está decidida a triunfar por derecho propio frente a los amoríos de Diego. Impactada por la enorme brecha entre ricos y pobres que presencia en el Nueva York de la era de la Depresión, se esfuerza por ocultar su desdén por la alta sociedad. Tras perder un hijo por aborto y a su madre por enfermedad, produce algunas de sus obras más viscerales y devastadoras.