Al sudeste de Alaska, donde las montañas costeras se encuentran con el Pacífico, se sitúa el archipiélago Alexander, una remota cadena de islas que recorre casi 500 kilómetros del saliente de Alaska. Defendida por murallas de roca y hielo al este, con 5000 kilómetros de océano al oeste, esta frontera helada es una de las últimas zonas salvajes de Norteamérica. Forma parte del bosque templado más grande del mundo y es una fortaleza para la mayor diversidad de megafauna del país. Saciándose de la abundancia de los fugaces veranos para sobrevivir a los intensos inviernos, tanto los grandes como los pequeños viven aquí en un perfecto equilibrio, conectados de formas sorprendentes y complejas para poder prosperar.