Esta semana, nuestros trasteadores conocen a Millán, un policía local de Montehermoso que, además de ser tamborilero en la fiesta de los Negritos de San Blas, es un gran aficionado a guardar cacharros viejos en su cochera. Su debilidad por las antigüedades le viene de niño, cuando veía en casa de sus padres las pertenencias de sus abuelos. Posee un pesebre de piedra del siglo XVIII, monedas antiguas y una preciosa bicicleta del siglo XIX. Mati y Diego se trasladan a Cáceres para conocer a Federico, un gran aficionado al flamenco que ha dedicado buena parte de su vida a buscar los orígenes de este arte centenario. Junto a un grupo de amigos ha conseguido reunir una inmensa discoteca con joyas sonoras desde el siglo XVI, gramófonos y fonógrafos del siglo XVIII y XIX además de multitud de instrumentos de cuerda desde el siglo XVII hasta hoy.