Cadius visita Roma donde el Emperador le cuenta que corre el rumor de que un niño gobierna Cornucopia. Le da tanta vergüenza que pretende borrar Cornucopia de su imperio de una vez por todas. Para ello, ha construido una flota de buques remolcadores gigantes movidos por miles de remeros forzudos. Cadius regresa a Cornucopia, dejando los barcos ocultos mar adentro y obsequia a Sinus con una proclama del Emperador en la que se le concede su deseo: que Cornucopia sea un estado independiente completamente separado del Imperio. Esa misma noche, mientras todos celebran el Día de la Independencia, los enormes barcos enganchados a los árboles de la isla la sacan literalmente al mar. A la mañana siguiente, nuestros héroes descubren que Cornucopia se encuentra ahora aparcada junto a una extraña tierra. ¿Dónde están? Tras estudiar en vano la costa extranjera a distancia, deciden explorarla. Se organizan dos expediciones distintas, cada una encabezada por dos de nuestros héroes gladiadores, que pa