Entre el 3.600 y el 2.300 a.C., floreció una extraordinaria civilización en las islas mediterráneas de Malta y Gozo. Los misteriosos habitantes de estas islas construyeron docenas de fascinantes santuarios subterráneos, dejando huellas de la existencia humana al final del Neolítico. En los antiguos documentos conocidos como códices, los escribas mayas realizaban elaborados cálculos matemáticos, lo que revela su fascinación por la astronomía y los cielos. Pero también creían en otro gran reino, un submundo sobrenatural que era tan misterioso como el cosmos. Nuevas investigaciones en las grandes ciudades de Palenque, Tikal y Chichen Itzá muestran cómo estas fascinantes creencias dieron forma a los monumentos mayas, y el descubrimiento de cuevas subterráneas y canales de agua revela por qué los construyeron donde lo hicieron. Contenido disponible hasta el 30 de agosto de 2024.