Eva Hache conduce su coche naranja hacia Chulilla, un pueblo de Valencia a 60 kilómetros de la playa y con un paisaje esculpido por la erosión del río Turia, cuyas paredes monumentales son foco de atracción de escaladores de todo el mundo. Eva coincide con paisanos divertidos y simpáticos como Gerardo y su moto de último modelo, o con Pablo y Conchi, un yerno y su suegra que se llevan a las mil maravillas a pesar de tener el árbol genealógico más enmarañado de toda España. También se topa con María y María Dolores, que le hablan de sus años de juventud y de cuando bailaban jotas. Además, con Herminia, una hincha del Valencia, intenta desembrollar el tema futbolístico por excelencia: el fuera de juego. Chulilla es tierra de escaladores, así que también Eva Hache se viene arriba trepando por las paredes del pueblo con Pedro, un campeón local y con Sofía, una argentina que llegó a Chulilla y que se ha quedado a vivir allí para siempre. Contenido disponible hasta el 18 de febrero de 202