Debido a un viaje a Madrid, Manuela deja la academia en manos de Luisa. Pero en realidad, todo es una mentira, ya que la joven lo que hace es encerrarse en su casa. La directora no levanta cabeza desde que apartó a Martín de su vida. Mientras tanto, en la academia, Luisa, desbordada de trabajo, llama a la antigua directora, Doña Manuela, para que le ayude en la dirección. La madre de Manuela vuelve a ponerse al frente de la institución que fundó, pero a cada minuto comprueba con frustración cómo esta ha cambiado desde que su hija tomó las riendas. No obstante, Luisa intenta hacerle ver el lado bueno de los cambios de su hija y le recuerda una actividad que ella hizo en sus tiempos y que podría volver a hacer: la caja del tiempo. Por otra parte, Flavia intenta ocultar sus sentimientos por Tomás cada vez que lo ve por los pasillos; y Roberta intenta ponerse en contacto con sus padres, ya que tras el juicio se han mantenido alejados de ella.