Escapar a las enfermedades y minusvalías que sobrevienen con la edad significa borrar las marcas del envejecimiento. Lynne Charnay, a sus 96 años, sigue actuando en cabarets. No es una excepción. Forma parte de un grupo de judíos asquenazíes neoyorquinos que están siendo estudiados por su excepcional longevidad con buena salud. No todos envejecemos a la misma velocidad. La edad biológica es nuestro reloj interno. El primer engranaje de ese reloj se encuentra en el corazón de la célula, en nuestro patrimonio genético, nuestro ADN. En el caso de Lyanne, ese reloj se ha ralentizado por la expresión de ciertos genes. En el proceso de envejecimiento se ha descubierto la implicación de 1.373 proteínas. Algunas de ellas podrían servir de base para la creación de un fármaco dirigido a pacientes con enfermedades neurodegenerativas. Los ensayos clínicos ya están en marcha. El elixir de la juventud puede estar cada vez más cerca. Multimillonarios en busca de inversiones prometedoras financian a