Rafael ha recuperado el gusto por disfrutar de las pequeñas cosas. Atrás quedan el dolor por la ruptura con Julia y el rencor hacia Carmen. De todos los Orozco, sólo él y Vero parecen tener motivos para sonreír.Jacobo no se perdona haber mentido a Cecilia y se castiga por ello. Bernardo ve peligrar su futuro si no evita que Julia done su médula para salvar a Carmen, cuyo estado de salud se agrava día a día. Julia comprende que se ha equivocado: el niño que espera será educado por un hombre al que ahora ve como un monstruo. Su deseo de ser madre va a hipotecar su vida y la de su hijo, si no pone remedio.Una tragedia inesperada sacudirá a todos y cada uno de los miembros del clan, marcando un punto de inflexión en sus atormentadas vidas.