La cumbre informal del Consejo Europeo en la ciudad austriaca de Salzburgo arranca la cuenta atrás de una legislatura marcada por la división interna y la incorporación de gobiernos populistas y de ultraderecha en la mesa en la que se sientan los jefes de estado. Entre ellos Austria, el país anfitrión de la cumbre y cuyo primer ministro, Sebastian Kurz, caldeaba el ambiente al inicio afirmando que varios países, entre ellos España, se niegan a ampliar la guardia costera, en defensa de su soberanía. Los 28 han vuelto a moverse en el desacuerdo sobre inmigración y a enfrentarse al dilema de su propia supervivencia. Esta vez en la ciudad en la que nació y vivió Mozart, el compositor que ha sobrevivido a todos los tiempos. Los jefes de estado tampoco han logrado un acuerdo sobre la propuesta de Theresa May para un brexit blando y han retrasado a noviembre su decisión. Todo en medio de una carrera contrarreloj, a ocho meses de las elecciones europeas, y con la presión de los datos del últim