La respuesta a los nacionalismos antieuropeos y al reto de la inmigración centran el último debate sobre el Estado de la Unión de esta legislatura europea. El presidente de la Comisión propone una policía común de fronteras, acelerar la expulsión de los que entran ilegalmente en Europa y crear vías legales de inmigración. Los debates sobre el estado de la Unión suelen ser el momento de repasar lo que se ha hecho en el último año y en esta ocasión se prestaba, además, a hacer balance de la legislatura europea. Sin embargo, tanto Juncker como los eurodiputados han preferido esta vez centrarse en todo lo que queda por hacer que es mucho. Con las vista puesta en las elecciones de mayo el objetivo prioritario parece es frenar a los movimientos antieuropeos que van ganando terreno. Ganan terreno en el oeste y en el norte, lo vimos el domingo pasado en las elecciones en Suecia, y se consolidan en países del Este como en la Hungría de Viktor Orban a quien el Parlamento quiere frenar con el lla