Uganda, que hace un año ya acogía a un cuarto de millón de refugiados, ha visto cómo esa cifra se multiplicaba por 4 desde entonces; a razón de unas 2.000 nuevas llegadas cada día. El Gobierno del país está cada vez más asfixiado y algunos refugiados han sido trasladados a lugares muy alejados de fuentes de agua o de tierras cultivables.