El Árbol de los deseos visita la ciudad de Cervantes para escribir nuevas páginas en la historia de los alumnos del Colegio San Gabriel: las de sus deseos. Como el de Marcos, que pide que su hermana pueda conocer a su idolatrada cantante, la joven María Parrado. Ramón pide al árbol que su padre, que tanto le cuida, pueda conducir un día un Ferrari, uno de esos cochazos que tanto admira cuando se los cruzan de camino a la Ciudad deportiva del Real Madrid, donde lleva al niño a entrenar en su equipo alevín. Mientras, Carla y Sandra son dos primas que pedirán el mismo deseo: un perro gigante de chocolate para su abuela, amante de los animales y de las figuras de chocolate, que le recuerdan a su infancia. Y por último, Adrián provoca que sus adoradas abuelas vivan un día como él cree que se merecen, como unas reinas: limusina, visita al Hotel Palace de Madrid, maquillaje, sesión de fotos de revista y... ¡salón de baile! Y como instructor, nada menos que el coreógrafo Poty, que junto a dos