Dejaron su tierra para buscarse la vida. Sólo en Cataluña viven 650.000 andaluces de primera generación, en Madrid otros tantos extremeños y en Benidorm existe una calle que se conoce como "de los vascos". Pero este fenómeno no ha cesado: actualmente son muchos los pueblos que se llenan de nuevos vecinos de otras comunidades con la intención de encontrar un trabajo.