Un nuevo e inesperado obstáculo se interpone en los planes de boda de Carlos e Isabel: la muerte de la hermana del emperador obliga al luto e impide la ceremonia. Carlos decide no hacer pública del fallecimiento para permitir el enlace. Poco después, marchan a Granada para disfrutar de una larga y apasionada luna de miel. Cuando el emperador conoce que ha sido burlado por Francisco, como sus consejeros habían advertido, la vergüenza da lugar a la primera crisis de la imperial pareja. A propuesta de Francisco, Inglaterra y Roma se alían para poner coto al inmenso poder imperial. La guerra es un hecho y la luna de miel ha de terminar. Por fortuna, ya ha dado frutos: Isabel espera un hijo, el futuro Felipe II. Pero el parto pondrá su vida en grave peligro. En Nueva España, un nuevo gobernador enviado por la Corona aprovecha la ausencia de Cortés para hacerse con la colonia. A su regreso, el conquistador habrá de eludir los cargos contra él y recuperar el poder perdido.