Carlos regresa derrotado de la aventura que emprendió en Argel en memoria de su añorada esposa. Disconforme con los hábitos de vida que su hijo ha adquirido, decide ocuparse personalmente de la educación de su heredero. Pero Felipe ya no es un niño. De hecho, está enamorado de Isabel de Osorio, una dama de la corte, lo que provocará escándalo y preocupación en su padre. Carlos tiene otro matrimonio en mente para su sucesor, uno que asegurará la alianza con Portugal al tiempo que nutre las arcas españolas. Consciente a la vez de las obsesiones del emperador y del esfuerzo que este hace por acercarse a él, el príncipe cederá hasta que Carlos vuelva a decepcionarlo. En Francia, a pesar de sus achaques, el rey Francisco no ceja en su empeño de hostigar al Imperio. Creyéndolo en horas bajas, ataca al emperador por sorpresa. Pero Carlos no rehúye el enfrentamiento y se pone al frente de sus tropas en el campo de batalla. Sin embargo, una sombra se cierne sobre él, un peligro que ha nacido en