El encanto personal de Ubaldo causa furor entre las bailarinas de la Academia. Incluso Adelina empieza a sentir simpatía por él, a pesar de la oposición de Benita, que no ve al americano con buenos ojos, pues piensa que lo único que quiere es engañar a alguna jovencita. Pero el optimismo de Ubaldo contrasta con la tristeza de su esposa, que no encuentra trabajo y, además, sigue teniendo pesadillas relacionadas con su turbulento pasado. Almudena desea apuntarse a clases de baile en la Academia pero su madre le explica que sólo accederá a tal petición si ella aprueba sus próximos exámenes de francés. Por su parte, Jaime recibe la advertencia de Eulalia de no meterse en líos políticos y le prohíbe que vuelva a ver a su compañero Fede. La nueva casa de Felisa es demasiado pequeña para toda su familia pero ella no piensa rendirse tan fácilmente y convence a todos de que deben quedarse en Madrid.