Es la víspera del inicio del rodaje de la película sobre el emperador Maximiliano. Alicia se vuelca en ella, siguiendo las directrices de Fernando, y Álvaro le avisa del peligro de que descuide sus estudios. Los Juanitos empiezan a tener objetivos distintos y el escaso dinero que les ofrece el seguro tras el incendio les proporciona la oportunidad de encauzar sus vidas por rumbos diferentes. Cada vez es más evidente la aproximación de Juanito el Grande y de Sole, lo que empieza a afectar a Luisa. Don Paco encuentra a don Senén acompañado de un obispo que resulta ser amigo suyo y le propone que bendiga el comienzo del rodaje. Regina busca el asesoramiento espiritual del párroco para reavivar la fe de su marido, y lo invita a una comida familiar, lo que disgusta a Hipólito.