Hipólito, presa de la excitación y el choque que ha supuesto sucumbir sus propios instintos, ha regresado a casa enfermo. Octavio le atiende, a requerimiento de Regina: intuye que lo que le sucede es algo de índole psicológica, pero Hipólito no quiere explicarse. Mientras los personajes viven estas contradicciones, el atentado fracasa y el tirador es abatido. Los movimientos de la policía son vistos por otros vecinos. Alicia lleva comida para su tío. Quienes se hallan en los despachos de Numancia Films son detenidos. Fernando, con la ayuda de Julieta, logra huir, aunque está herido. Isidro, Juan Grande y Roberto son conducidos a un calabozo a la espera de ser interrogados. En la plaza todo el mundo elucubra sobre lo ocurrido. Nadie sabe lo que hay detrás de las detenciones. Julieta oculta a todos que ha ayudado a Fernando a escapar. Alicia, en estado de shock, se niega a creer que Fernando sea un delincuente y trata de encontrar una explicación a lo sucedido. Fernando, herido, se ocult