Fernando, reclamado por Quintero, quien tiene que confesarle que Jesús era un topo infiltrado en la productora para controlar su trabajo, se ve obligado a improvisar una excusa para justificar la desaparición de éste: tiene una relación sentimental con una alumna de Derecho. Y, para hacerla creíble, él y Roberto deciden organizar una pantomima para la que es imprescindible secuestrar también a Piluca. Llega a la plaza una inesperada carta de Ángel, que removerá a Sole por dentro. Para más inri, se trata de una misiva enviada por el joven sacerdote hace tiempo y que no llegó en su momento. Pelayo no puede evitar encontrarse con Mundi, tras lo cual queda muy alterado, aunque acaba comprobando que sólo es chófer de un alto cargo. Un preocupado Octavio se interesa por Hipólito, que está cada vez más hundido en sus problemas económicos. Llega a Madrid el tirador que disparará sobre Franco.