Llega el día de la función de Miguel y Andrea le da mil excusas para justificar la ausencia de Mario. Antonio, sin embargo, sí que va al teatro. El niño reacciona ante la ausencia de Mario, quedándose en blanco en el escenario. Pero cuando Mario finalmente entra en la sala, Miguel recita su papel. Todo son felicitaciones para Miguel. Antonio, ignorado, reacciona con indignación y abandona la sala. Mario aclara a Andrea que sólo guarda las formas por el niño. Los médicos dan el alta a Rodrigo y éste vuelve a casa. Consuelo vive el regreso con temor e inquietud, pero Rodrigo se muestra tranquilo y amable. Esa noche, Andrea y Mario discuten a gritos y Loreto, enfadada, ha de llamarles la atención.