Los que quieren entrar, los que no quieren que entren, los que quieren ayudar a los que entran, los que no pueden salir, los que entraron y fueron expulsados, voluntades, nostalgias y frustraciones que se miran recelosas unas a otras a través de los barrotes de una valla que levantó el miedo, y que el miedo quiere hacer aún más larga y más alta. Entretanto, y pase lo que pase, en la frontera entre México y EE. UU. los sueños seguirán dándose cita con la esperanza.