César, presionado por sus deudas de juego, acepta el soborno de Ángel y se compromete a sonsacar a Be datos de su investigación a cambio de dinero. De este modo, el reportero consigue salir del apuro y seguir haciendo nuevas apuestas, si bien el sentimiento de culpa le corroe y le impide mirar a los ojos a Be.Richard está que trina viendo cómo Benito se hace cargo, con su habitual torpeza, de la campaña de Blassi. Para ponerle la estocada al director de Arte, Noelia urde una trama maquiavélica: contrata a un actor que finge ser el presidente de la firma Pucci.