Son jóvenes, aunque sobradamente preparados. Seductores sin ser arrebatadoramente guapos, con apariencia de chicos buenos y con algunos platos rotos ya en su currículo. Ambos se enfrentan a un reto tan apasionante como levantar un auditorio con sus canciones o despertar la conciencia social del hemiciclo de los Diputados: viajar con Chester. Melendi y Alberto Garzón se adentran en un viaje de título refranero.