El síndrome de Noé es la enfermedad que sufren aquellas personas que recogen animales de la calle y los meten en su casa. Carmen comparte vivienda con su marido Timoteo y sus 40 perros, a los que habla en un peculiar idioma inglés. A Catalina le han denunciado 77 veces sus vecinos de la Barceloneta por acumular gatos en su casa. “Crea adicción, como el bingo o la bebida”, confiesa Mari Ángeles, que cada día acude a un parque a dar de comer a los felinos que andan sueltos.