Al baterista Philip Robertson le apetece ensayar pero, en lugar de hacerlo en su estudio con su instrumento, hoy quiere hacer un poco de ruido en el centro de la ciudad sueca de Malmö. Robertson es, de hecho, el responsable del proyecto Freedrum, una batería de realidad virtual que puede ser transportada en un bolsillo. Lo único que se necesita es una aplicación que se puede descargar en una tableta y unos sensores colocados en los pies y en las baquetas. “Los sensores captan el punto hacia el que apuntan las baquetas y el sistema reconoce así qué tambor queremos alcanzar y con qué intesidad queremos que suene. Puedo tocar de una manera más suave o más fuerte”, explica Robertson. Robertson empezó a trabajar en este proyecto en 2015. Su inventor fue el músico August Bering. Bering tuvo la idea de diseñar esta novedosa tecnología cuando su hijo de diez años le dijo que quería aprender a tocar la batería. “Utilizamos giroscopios colocados en los sensores para que el sistema pueda