El pase de Emmanuel Macron y Marine Le Pen a la segunda vuelta hizo de las presidenciales francesas la más imprevisible de todas las elecciones hasta ahora. Por primera vez en décadas, los dos partidos tradicionales del país han quedado fuera de la carrera como resultado de un sentimiento mayoritariamente antisistema. Los dos intrusos se enfrentarán en una segunda vuelta decisiva el 7 de mayo. Algo que ha sorprendido no solo en Francia, sino también al resto del paisaje político europeo. Los dos finalistas a las presidenciales francesas difícilmente tienen puntos de acuerdo en temas como la inmigración o un futuro dentro de la Unión Europea. Para los inversores, el desenlace de la elección pone en juego más que nunca el equilibrio en general de la región y su frágil recuperación económica.