El Gobierno argentino ha puesto en marcha, en colaboración con organizaciones dedicadas a la infancia como Unicef, una campaña para combatir la violencia contra los niños. Una lacra que ha aumentado 23% en los seis meses de cuarentena. Las secuelas que deja la violencia en los más pequeños son muchas: dificultades de aprendizaje, terrores nocturos o problemas gastrointestinales.