Desde 2011, tras cinco décadas de dictadura militar, la democratización en Myanmar avanza. Pero a marcha lenta. Muchos birmanos quieren estabilidad y lazos culturales más estrechos con el exterior luego de un prolongado aislamiento. El Goethe-Institut reabrió este año sus puertas en el país para apoyar proyectos y a personas con ganas de hacer cosas. Una tarea difícil.