Hace un tiempo desde el coche vimos una escena de lo más peculiar, y me vuelve a la cabeza una y otra vez cuando oigo hablar de derechos de autor.

Unos policías estaban discutiendo con un vendedor de globos ambulante, al que probablemente habían pillado sin licencia y que por culpa del lastre de globos que llevaba a cuestas no pudo correr lo suficiente.

Mientras estábamos parados en el semáforo observando la escena, uno de los dos policías le quitó los globos al vendedor mientras éste miraba impotente. En una acción que no había visto nunca, el policía se situó en medio del cruce en un lugar libre de árboles, semáforos y cables por encima de su cabeza. Alzó el brazo y soltó los globos, que se fueron volando.

Mi hijo estaba en el asiento de atrás, sentado en su silla, con los ojos como platos 🙂

No puedo decir si el aguerrido agente tenía la cara satisfecha, después de haber cumplido su trabajo de forma eficiente y rigurosa, o si por el contrario tenía en el estómago el mismo nudo que teníamos nosotros viendo la cara del pobre vendedor ambulante. Que pinta de millonario no tenía, como supondréis.

Pero claro, el hombre no pagó el «canon» de los globos así que los estaba distribuyendo de forma ilegal. Seguro que ni siquiera pagó «canon» por imprimir en los globos la cara de Dora la Exploradora, Pikachu y demás personajes. Un criminal, vamos. Probablemente asesino y mafioso. Menos mal que los policías dedican toda su energía a protegernos de esos malhechores, de forma diligente y eficaz.

La estadística del ayuntamiento al final de las fiestas demostrará sin dejar lugar a dudas que su actuación ha acabado con el tráfico de globos ilegales en toda la ciudad, además de haber asestado un duro golpe a los vendedores de DVD, los malabaristas que ponen música en sus actuaciones sin pagar el canon, y los chinos que venden juguetes con luces de esos que no aguantan ni 24 horas.

Que pena que después de su jornada laboral estos agentes no salgan de paseo, vayan a un concierto de esos que se organizan en fiestas, se suban al escenario y detengan a algunos de los «artistas» que actúan.

Pero claro, no lo hacen porque los que se suben al escenario a cantar y tocar no son unos ladrones.

Digo yo que será por eso…

Menos mal que yo no soy un ladrón. He pagado un canon por mi disco duro, por mi reproductor de MP3 y hasta por mi ordenador. Así que puedo bajarme de Internet toda la jodida discografía de todos los grupos que actúan en las fiestas. Aunque luego no la escuche.

A tu salud, compañero vendedor de globos 🙂